Hace casi dos décadas que nació ASMELT, la asociación que en la zona rural atiende a personas con discapacidad intelectual; y lo hizo de la mano de varios padres y madres de El Torno, con hijos con este problema, para dar respuesta a las carencias de recursos para atender a estos niños que había en la zona. De ese núcleo de padres nació una asociación que hoy atiende a personas, algunas ya no tan jóvenes, de El Torno, La Barca, Torrecera, Cuartillos, San Isidro, Mesas del Corral y La Guareña.
Una larga andadura ya, estos más de veinte años de vida, en la que Asmelt ha tenido oportunidad de vivir épocas duras y difíciles, aunque quizá no tanto como la actual. Y es que la crisis también afecta a estas entidades sin ánimo de lucro que ven cómo se recortan programas y subvenciones de instituciones públicas y de organizaciones privadas a los que antes, con un buen proyecto y una carencia clara que cubir, accedían con una cierta facilidad y gracias a los cuales contrataban a ese grupo de profesionales, psicólogos y piscólogas, terapeutas, educadores, que se convierten en imprescindibles para el día a día de estos niños y niñas que padecen desde síndrome down hasta autismo, carencias sensoriales o rasgos esquizofrénicos, por poner sólo algunos ejemplos.
Desde mediados del pasado, cuando finalizaron el último programa, puesto en marcha gracias a una institución privada, no ha vuelto a entrar ni un euro de subvención en la entidad. Tanto es así que la organización se sostiene, apenas, con la contribución de los socios y colaboradores, gracias a la labor del voluntariado y apañándose para organizar algún que otro evento, con ayuda de aquí y de allí, con la que ir sacando algún dinero. Y es que desde hace tres años no reciben ninguna ayuda de carácter público, a pesar de que durante un tiempo la Consejería de Igualdad y Bienestar Social sufragaba parte del mantenimiento de la entidad. Más aún, no reciben nada y el Ayuntamiento de Jerez todavía les debe 22.000 euros de subvenciones pasadas, un dinero que sería crucial para atender algunas de las demandas de los asociados en estos tiempos. «También se nos prometió», aseguran desde la entidad, «terminar el centro que se comenzó a construir en 2004 y para el que ya tenemos autorización para atender a 60 niños, personas con discapacidad intelectual, en unidad de estancia diurna y formación ocupacional». Un centro levantado exteriormente del que sólo resta concluir la distribución interior y el equipamiento, todo con un coste de alrededor de 160.000 euros, que Asmelt no puede acometer sin la ayuda pública con la que han contado anteriormente.
Pese a ello, pese a este mal momento, en la entidad, lo tienen claro: «Asmelt no va a cerrar. Tendría que suceder una verdadera catástrofe. Como no tenemos deudas, algo que siempre ha sido una máxima, lo poquito que vamos haciendo es lo que podemos, sin entrar en unas deudas a las que no podríamos enfrentarnos».
Variedad y dificultad
Según explica Sonia Jiménez, trabajadora social y técnica de Asmelt desde hace casi una década, «la casuística es muy variada, por los lugares de procedencia, las edades, las peculiaridades de cada uno y porque, incluso, hay algunos de los niños que atendemos (los más mayores, que rondan la cincuentena) que nunca han estado escolarizados, por lo que la dificultad es enorme; aún así trabajamos bien».
Su principal dificulad , la de la entidad, viene del propio entorno, «pertener a la zona rural, donde es mucho más difícil darte a conocer, acceder a los recursos, atender a las familias por su dispersión geográfica, y conseguir que los representantes de los organismos públicos se acerquen a nosotros». Algo sobre lo que matiza que «los alcaldes pedáneos están con nosotros, aún con muy pocos recursos; y también es cierto que ha habido personas con cargos importantes que siempre se han acordado de nosotros». Junto a ellos, los colaboradores y el voluntariado, forman un equipo de apoyo esencial para Asmelt, que no sólo se ocupa de estas personas, sino que también ofrece apoyo y asistencia a las familias, muy necesitadas en ocasiones, y acompañamiento en todos los trámites de incapacidades, nuevas revisiones para tratamientos farmaceúticos, etc.
Voluntarios fuera de serie
Cuando el pasado mes de septiembre finalizaron el último programa y dejaron de recibir ninguna subvención, decidideron hablar con quienes habían estado activos con ellos a través de esos programas para que siguieran colaborando altruistamente y mantener una mínima actividad. Tres días a la semana con estos voluntarios fuera de serie, estos niños han venido continuando con su actividad estrella, el taller de jardinería, la formación ocupacional y las habilidades sociales, fundamentales para fortalecer su día a día. Todo ello, gracias a los mínimos recursos que les quedaban para acometer el gasto del transporte y los materiales necesarios para los talleres. A partir de este mes de febrero, sin embargo, la situación ha empeorado más aún y apenas van a poder seguir manteniendo dos tardes de actividad para estos chicos y chicas.
«Nosotros no pedimos nada», explican desde la entidad, «aquí la gente da lo que puede, en dinero o en voluntariado. Si uno quiere dar una aportación puntual, puede hacerlo, si quiere colaborar todos los meses, también, lo que pueda.
Y aunque faltan los recursos, sobra la voluntad y «las ganas de seguirtirando del carro» en una entidad convencida de que estos malos tiempos «les fortalecerán» y en la que muchos hermanos están tomando el relevo generacional dejado por unos padres ya mayores que buscaron hace dos décadas un futuro mejor para sus hijos con deficiencias intelectuales. Por eso, definen este largo mal momento como «ocasional, provisional», convencidos de que encontrarán alguna entidad o más colaboradores que puedan colaborar a seguir adelante con este proyecto.
De momento, el próximo día 18 de febrero, El Duende Azul, grupo de teatro, representará en el centro cultural de La Barca la obra «Estos días azules y este sol de la infancia,…» a beneficio de Asmelt con una entrada de 2 euros que irá a la entidad.
Cualquier persona que desee colaborar o recibir más información sobre el proyecto puede dirigirse a Asmelt, en la calle Molino de El Torno o en el teléfono 956161622.
